Hasta que le conocí.
Sonreírle me era normal aún cuando no quería dedicarle una sonrisa.
Contestarle alegremente cuando él llegaba corriendo se convirtió en una costumbre a pesar de yo estar en un estado totalmente opuesto.
Y así fue como comencé mi linda vida llena de hipocresía y mentiras.
No sabia lo mucho que él podía mentir, y lo mucho que yo podía aguantar.
Amarlo y odiarlo fue una conspiración interna donde mi mente confabulaba contra mi corazón..
Dos veces terminó y dos veces dolió.
Entonces la hipocresía se esfumó.
De repente cada sonrisa no querida.
Cada contestación reprimida fueron hermosos pensamientos que ya no tenia dentro de mi.
Y aunque eso no me hacía más feliz, sabia que era mejor a fingir.
Porque un desastroso final se comenzaba a acercar, era bien sabido que
ese final llegaría, pero no quería aceptarlo.
Se acabó la hipocresía, se freno el amor por ti...más no se terminó.
Porque somos egoístas, y yo aun más, soy masoquista.
Soy desastrosa. Soy hipócrita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario