domingo, 23 de octubre de 2011

Cuando ella decidió vivir♥

Hoy es un buen día para publicarlo aquí. Lo eh publicado en facebook, pero no resultó un "éxito".
Así que me pienso que sigo prefiriendo que unas pocas personas lean lo que escribo aquí aún si nadie dice nada. Hice un dibujo que anexo al final. No quedó del todo profundo pero se da a entender por si mismo.
Es una historia de vampiros, (por decirse de algún modo). Si decides que no te gusta, sólo porque es de vampiros, mejor no lo leas, me ofendería pensar que ni siquiera te interesó lo que intenté transmitir.
 :D


● Cuando ella decidió vivir● 

La necesidad por disfrutar la vida se le había terminado. Ya no había goce ni satisfacción en el mundo para ella, no quería nada del mundo y no creía que el mundo necesitara algo de ella.

Por eso se encontraba ahí, mirando con ansiedad el cielo, escudriñando las nubes que felizmente, y  al contrario de ella, flotaban regocijantes de energía en el cielo de esa noche.
La Luna parecía sentir su dolor y la acompañaba silenciosamente, como queriendo acompasar los frenéticos latidos de su corazón, que se aceleraban de sencillamente pensar en que bastaba sólo un movimiento, solamente un roce y su agonía terminaría.
Dejaría atrás la tranquilizante brisa y el azul de mar, la agradable sensación de un día de Sol, y las sinfónicas notas de las aves al cantar.

Ansiaba guardar en su mente, si de algo servía, una buena imagen de la vida que dejaba atrás. Ahí, en ese puente viejo, siendo testigo de su decisión las flores y el viento nocturno, se encontraba alguien sin más deseos de caminar, de escuchar cada mañana el viento golpeteando en su ventana, el reír de los niños y el amanecer de cada nuevo día.
Parada en aquel puente daría el paso, el paso que la llevaría hasta la otra vida.
Fue entonces que el viento la traicionó, una ráfaga súbita hizo que perdiera el equilibrio antes de tomar ella misma la iniciativa de tirarse al vacío, montones de remembranzas cruzaron su mente, la hicieron dudar, la hicieron querer arrepentirse de esa decisión, pero ya era tarde, tarde para dar vuelta atrás, y lo inevitable tenía que ocurrir. Cerró los ojos y esperó.

Esperó y esperó, pero nada ocurrió, al contrario de eso, se sintió acogida por unos fuertes pero delicados brazos que no la soltaban. Decidió entonces abrir los ojos y levantar la mirada, para toparse con unas orbes tan intensas como un profundo mar, que la miraban detenidamente. Aquel que la detenía tan sutilmente, parecía un ángel de infinita hermosura, un ser que no debía pertenecer a éste mundo, y por la mente le cruzó quizás la verdad; había dejado de vivir, y ahora se encontraba en algún lugar, con aquel magnifico ser.

-Vive…- Esa inesperada recomendación por parte de aquella persona, la hizo regresar a la realidad y hacerle ver que seguía viva. No había ido a ningún lado, salvo que ya no estaba en el puente, sino que se encontraba a salvo sentada en el pasto y acurrucada en él.

- Tu…- Susurró apenas audiblemente- ¿Quién eres?- Preguntó.

-No querrías realmente saberlo- En ese instante se enteró de todo, porque aquel bello ser sonrió, una sonrisa cautivadora, dejando ver una perfecta y blanca dentadura, de la cual algo resaltaba, de cada lado, había un colmillo. Y los ojos brillantes y azules, chispearon con un tono oscuro.

-¿Quién eres?- Volvió a preguntar

-Tengo muchos nombres, y en realidad no recuerdo cual me pusieron al nacer, o si alguna vez tuve uno. Los nombres solo son eso, nombres…-Una cautivadora sonrisa era lo único que ella necesitaba para quedar embelesada-…Lo que ahora importa, es…- Retomó la palabra mirándola seriamente- ¿Quién eres tú?-

-¿Quién soy yo?- Repitió la pregunta recién formulada, no sabiendo si podía o no responderla.

-Así es, ¿qué haces aquí?, ¿por qué haces lo que haces?

-No lo sé…- Sólo eso atinó a responder desviando su mirada al aún negro cielo.

-Decide vivir…

-¿Cómo dices?

-Decide vivir- Afirmó de nuevo- Quiere a la vida y podría darte la inmortalidad. Me acompañarás a donde yo vaya, serás mi sombra y yo tu oscuridad, pero decide vivir de verdad.

Ella cerró de nuevo sus ojos, y como si fuese una respuesta, inclinó su cabeza ladeándola ligeramente hacia el lado derecho y dejando al descubierto gran parte de su cuello. Sintió el roce de un dedo, luego de dos, delineando formas en su piel de manera parsimoniosa, esperando dolor, que un grito ahogado saliera de sus labios entreabiertos, sangre a borbotones, pero eso de nuevo nunca llegó. Abrió los ojos lentamente, como no queriendo despertar de un bello sueño y esa sonrisa que tanto le encantó desde que la vio estaba posada de nuevo en los labios de aquel ser sin nombre. Casi por inercia, y sin saber realmente lo que hacía levantó una mano muy lentamente, hasta los finos cabellos de él, azabaches como la noche misma y suaves como hebras de seda, acariciándolos, sintiéndolos, acercándose cada vez más y más a él y mirándolo..

-Eh dicho que podría dártela, no aseguré que lo haría- Le contestó a la pregunta nunca formulada como habiendo leído su mente.

-¿Qué deseas de mi?, Puedes tomar mi vida si lo deseas, no tengo más motivos para seguir aquí…

-¿No soy suficiente motivo?- Ella lo miró sin comprender- Me verás cada noche, cada atardecer en la oscuridad, en cada cielo y en cada mar, si decides vivir, puedo darte eso, eso y muchas cosas más, pero vive.

-¿Deseas ser mi razón de vivir?

-¿Porqué no serlo?, Tu eres el mío, eres el motivo de que yo no sea infeliz, de que vivir en esta tormentosa ansiedad no sea tan malo. Eres el motivo por el que existo. Te eh mirado crecer, vivir, disfrutar de la vida, convertirte en mujer, desear la muerte, y no concibo una vida sin ti, si es que al infierno en el que vivo se le puede llamar vida. Al menos tu mitigas ese dolor, ese sufrimiento, así que vive por mí.

-No hay nada que desee en éste momento más que estar contigo por siempre.

-Por siempre es mucho tiempo… pero así será, así que vive por mí. Que yo siempre eh vivido por ti.

En esos ojos ella vería el mar, con esa suave y melodiosa voz no necesitaría más música, y sintiendo esa piel, el viento dejaría de ser valioso para ella, porque ya tenía una razón para vivir.


 でしれえ. 

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